miércoles, 23 de noviembre de 2016

¿CELOS NORMALES O PATOLOGICOS?

Desde Psicólogos Móstoles Constitución (ahora también en modalidad Terapia Psicológica Online o por videoconferencia) te explicamos un poco más sobre los celos irracionales. Los celos son una emoción más que los seres humanos podemos llegar a sentir de todo un espectro de emociones con las que venimos dotados genéticamente para sobrevivir y relacionarnos en este mundo, se suscitan cuando nos sentimos amenazados ante la “pérdida de amor” por parte de una figura significativa de nuestro entorno ante la presencia de un tercero que se percibe como un rival... Y pueden ser celos de pareja, fraternales, filiales, etc... Para que aparezcan los celos tiene que haber siempre tres participantes en la escena, aunque “el tercero” sea muchas veces solo “imaginario”... Se diferencia de la “envidia” en que en esta no es necesaria la presencia de un tercero, ni tiene que ver necesariamente con la pérdida de amor por parte de un otro significativo... La envidia surge más bien cuando observamos en alguien “algo” que deseamos y de lo que nosotros carecemos y por lo tanto nos pone en contacto directo con nuestra propia “falta”, eso nos genera una mezcla de rabia y frustración que en algunos casos puede dirigirse hacia la persona envidiada, de ahí que sea una emoción tan displacentera y peor vista socialmente que los celos...

Los celos “en su justa medida” se relacionan más con una “manifestación del afecto que sentimos hacia otro”, y a través de ellos evidenciamos lo mucho “que el otro” nos importa y necesitamos y pueden ser recibidos por la otra parte, en un primer momento y de manera proporcionada, como un “halago”, ya que te hacen sentir como alguien importante y querido para el otro, por este motivo suelen tener una connotación más positiva que la envidia...





En las relaciones de pareja los “celos normales” surgen con más frecuencia al principio de las relaciones, cuando la confianza en el otro es más bien “un acto de fe”, puesto que no ha habido tiempo material para construir ese vínculo de confianza desde la experiencia y se van disipando progresivamente a medida que dicho vínculo se somete a la “prueba de realidad” y vamos contrastando a través de las vivencias compartidas con el otro, que es alguien verdaderamente digno de nuestra confianza...

Los celos a “pequeñas dosis” se pueden considerar normales cuando no llevan a la persona que los siente a perder el control sobre sus actos ni a mantener actitudes controladoras ni posesivas con el otro coaccionando su libertad... Pueden ser adaptativos en la medida que al sentirlos nos recuerdan “lo importante que es para nosotros la persona querida” y nos hacen recapacitar sobre la necesidad de cuidar y proteger ese vínculo sin caer en la apatía, desidia o abandono; desde ese punto de vista tienen un valor emocional positivo y reavivan las relaciones humanas haciendo que nos esforcemos más para preservar los vínculos que verdaderamente nos importan...

Los celos se vuelven patológicos o enfermizos y por lo tanto destructivos para la relación cuando son exagerados, demasiado frecuentes y sin fundamento en la realidad, es decir la persona percibe amenazas donde no las hay y empieza a adoptar actitudes de control hacia el otro coartando su libertad personal y manteniéndolo continuamente bajo sospecha... Esto producirá inevitablemente un deterioro progresivo en la relación, haciendo sentir cada vez “más prisionera” a la otra parte, que o bien se somete a las exigencias irracionales del otro para sofocar sus celos, o bien se rebela y vive en permanente conflicto en la relación o en el peor de los casos empieza a ocultar información para evitarse el conflicto, agravando finalmente el problema al darle entonces un argumento lógico a la persona celosa para sentirse molesta u ofendida, entrando así en una dinámica de pareja altamente patológica...

En todos los casos los “celos enfermizos” y el “afán de control sobre el otro” por el miedo a perderlo llevaran paradójicamente a hacer más probable “la pérdida de amor de la persona amada” por una cuestión, por un lado, de cansancio y agotamiento ante las exigencias irracionales del otro y por otro, por una “necesidad de autoafirmación de la propia identidad” ante los intentos de dominio de la persona celosa... Es decir, la persona que es “celada” se sentirá perseguida y cuestionada continuamente sin fundamento y coartada en su libertad personal y eso le llevará antes o después a querer dejar la relación para recuperar y defender su propia indetidad y no quedarse “completamente anulado” al lado del otro...


Los celos patológicos suelen tener su origen en una baja autoestima y en una falta de confianza en uno mismo que lleva a la persona a creer de manera irracional que cualquier persona es mejor que ella y por lo tanto para la persona celosa “cualquiera” puede representar una amenaza, por alejado que esto esté de la realidad... El miedo al abandono se vuelve algo terriblemente persecutorio para estos pacientes porque se vive como una “profunda herida narcisista” y la confirmación externa de “la poca valía personal"... Es decir, en los celos patológicos hay más “amor propio” que “amor”... En estos casos es necesario una intervención terapéutica con la persona celosa para ayudarla a mejorar su autoestima y confianza en si misma, de manera que pueda ser más capaz de respetar la libertad del otro “incluso para decidir si quiere seguir o abandonar la relación” y sin que ello dañe de manera irreparable su autoestima...

Fdo: Rosa Maria Pardueles, psicólogo especialista en psicología clínica y psicoterapia, directora del centro de Psicólogos Móstoles Constitución, más de 20 años de experiencia en tratamientos y terapias psicológicas