Desde Psicólogos Móstoles Constitución (ahora también en modalidad Terapia Psicológica Online o por videoconferencia) te explicamos un poco más sobre los celos irracionales. Los
celos son una emoción más que los seres humanos podemos
llegar a sentir de todo un espectro de emociones con las que venimos
dotados genéticamente para sobrevivir y relacionarnos en este mundo,
se suscitan cuando nos sentimos amenazados ante la “pérdida de
amor” por parte de una figura significativa de nuestro entorno ante
la presencia de un tercero que se percibe como un rival... Y pueden
ser celos de pareja, fraternales, filiales, etc... Para que
aparezcan los celos tiene que haber siempre tres
participantes en la escena, aunque “el tercero” sea muchas veces
solo “imaginario”... Se diferencia de la “envidia” en que en
esta no es necesaria la presencia de un tercero, ni tiene que ver
necesariamente con la pérdida de amor por parte de un otro
significativo... La envidia surge más bien cuando observamos en
alguien “algo” que deseamos y de lo que nosotros carecemos y por
lo tanto nos pone en contacto directo con nuestra propia “falta”,
eso nos genera una mezcla de rabia y frustración que en algunos
casos puede dirigirse hacia la persona envidiada, de ahí que sea una
emoción tan displacentera y peor vista socialmente que los
celos...
Los celos “en su justa medida”
se relacionan más con una “manifestación del afecto que sentimos
hacia otro”, y a través de ellos evidenciamos lo mucho “que el
otro” nos importa y necesitamos y pueden ser recibidos por la
otra parte, en un primer momento y de manera proporcionada, como un
“halago”, ya que te hacen sentir como alguien importante y
querido para el otro, por este motivo suelen tener una connotación
más positiva que la envidia...
En las relaciones de pareja los “celos
normales” surgen con más frecuencia al principio de las
relaciones, cuando la confianza en el otro es más bien “un acto de
fe”, puesto que no ha habido tiempo material para construir ese
vínculo de confianza desde la experiencia y se van disipando
progresivamente a medida que dicho vínculo se somete a la “prueba
de realidad” y vamos contrastando a través de las vivencias
compartidas con el otro, que es alguien verdaderamente digno de
nuestra confianza...
Los
celos a “pequeñas dosis” se pueden considerar
normales cuando no llevan a la persona que los siente a perder el
control sobre sus actos ni a mantener actitudes controladoras ni
posesivas con el otro coaccionando su libertad... Pueden ser
adaptativos en la medida que al sentirlos nos recuerdan “lo
importante que es para nosotros la persona querida” y nos hacen
recapacitar sobre la necesidad de cuidar y proteger ese vínculo sin
caer en la apatía, desidia o abandono; desde ese punto de vista
tienen un valor emocional positivo y reavivan las relaciones humanas
haciendo que nos esforcemos más para preservar los vínculos que
verdaderamente nos importan...
Los celos se vuelven patológicos
o enfermizos y por lo tanto destructivos para la relación cuando
son exagerados, demasiado frecuentes y sin fundamento en la realidad,
es decir la persona percibe amenazas donde no las hay y empieza a
adoptar actitudes de control hacia el otro coartando su libertad
personal y manteniéndolo continuamente bajo sospecha... Esto
producirá inevitablemente un deterioro progresivo en la relación,
haciendo sentir cada vez “más prisionera” a la otra parte, que
o bien se somete a las exigencias irracionales del otro para sofocar
sus celos, o bien se rebela y vive en permanente conflicto en la
relación o en el peor de los casos empieza a ocultar información
para evitarse el conflicto, agravando finalmente el problema al darle
entonces un argumento lógico a la persona celosa para
sentirse molesta u ofendida, entrando así en una dinámica de pareja
altamente patológica...
En todos los casos los “celos
enfermizos” y el “afán de control sobre el otro”
por el miedo a perderlo llevaran paradójicamente a hacer más
probable “la pérdida de amor de la persona amada” por una
cuestión, por un lado, de cansancio y agotamiento ante las
exigencias irracionales del otro y por otro, por una “necesidad de
autoafirmación de la propia identidad” ante los intentos de
dominio de la persona celosa... Es decir, la persona que es
“celada” se sentirá perseguida y cuestionada continuamente sin
fundamento y coartada en su libertad personal y eso le llevará antes
o después a querer dejar la relación para recuperar y defender su
propia indetidad y no quedarse “completamente anulado” al lado
del otro...
Los celos patológicos suelen
tener su origen en una baja autoestima y en una falta de confianza en
uno mismo que lleva a la persona a creer de manera irracional que
cualquier persona es mejor que ella y por lo tanto para la persona
celosa “cualquiera” puede representar una amenaza, por
alejado que esto esté de la realidad... El miedo al abandono se
vuelve algo terriblemente persecutorio para estos pacientes porque
se vive como una “profunda herida narcisista” y la confirmación
externa de “la poca valía personal"... Es decir, en los celos
patológicos hay más “amor propio” que “amor”... En estos
casos es necesario una intervención terapéutica con la persona
celosa para ayudarla a mejorar su autoestima y confianza en si misma,
de manera que pueda ser más capaz de respetar la libertad del otro
“incluso para decidir si quiere seguir o abandonar la relación”
y sin que ello dañe de manera irreparable su autoestima...
Fdo: Rosa Maria Pardueles, psicólogo especialista en psicología clínica y psicoterapia, directora del centro de Psicólogos Móstoles Constitución, más de 20 años de experiencia en tratamientos y terapias psicológicas